La Amada Maestra Kwan Yin, Diosa de la Misericordia y del Amor; ella magnetiza esta Llama de la Comprensión y de la Misericordia desde el mismo Corazón de Dios, y lo más importante es que la proyecta en la atmósfera de la Tierra , en donde los sufrimientos del alma, mente y cuerpo, son experimentados temporalmente. Es un Ser de Luz que conforma el Tribunal Kármico.
Nuestra Amada Kwan Yin fue conocida por muchas personas de la Tierra , quien sabía que, a través de Ella, el regalo de ternura de Llama de la Misericordia podría ser de ellos, por la trasmutación del propio Karma destructivo, como también el de sus seres queridos.
También es conocida por varios nombres: " La Reina del Oeste", "Hsi Wang Mú", "Blanca Tara" o "Dolma", " La Diosa que Vigila al Mundo", "Madre Dorada" y " La Guardiana Misericordiosa ". Ella siempre ha estado interesada en ayudar, particularmente a los niños y a sus padres, a redimir el Karma respectivo y colectivo, para que así puedan así visualizar con más rapidez la perfección de la propia Amada Presencia "YO SOY".
La Maestra Kwan-Yin es venerada en China, donde tiene su templo, llamado Templo de la Misericordia se localiza etéricamente cerca de Pekín, y está rodeado de 12 pequeños templos, donde habitan todas las legiones de seres que están a su servicio.
En este templo, arde la llama de la misericordia y de la compasión para la tierra y todas sus evoluciones ; ella magnetiza esta llama desde el mismo corazón de Dios, y la proyecta en la atmósfera de la tierra.
Debemos recordar que la compasión es una cualidad positiva, quién la posee, reconoce inteligentemente el pesar de otra persona, al poseer esta cualidad, el individuo trata de encontrar la causa de ese pesar, encontrando así algún remedio que ayude a la otra persona. De lo contrario, unirte a ese pesar, te ata al desasosiego que experimenta la otra persona, resultando ahora que son dos las personas que sufren y nada se ha remediado.
La maestra Kwan-Yin, ofrece ayudar a quienes le piden compasión y misericordia, para sí mismo y para sus seres queridos.
Hace mucho tiempo, ella vivió en la tierra en el plano físico, y en esa época, la gente iba hacia ella para pedirle misericordia, y ayuda para transmutar el propio karma que es otro de los dones que se la adjudican.
En esa época, vivía ella en un templo, pero viajaba frecuentemente para ayudar a la gente que no podía realizar la peregrinación hacia su templo.
Particularmente, ella se interesaba por los niños, y por sus padres ; en aquellos años Kwan-Yin , bautizaba con fuego violeta a los niños que eran traídos a ella. Los tomaba en sus brazos durante la ceremonia, transmutando así todo el Karma que fuera posible.
Sus devotos, afirman que su templo está rodeado de un lago de luz violeta, el cual tiene la propiedad de disolver karma, malestares, sufrimiento y dolencias de toda persona que pida ser bañada en él.
Rubén Cedeño, en su tratado de fuego violeta, afirma haber sido testigo físico de milagros obrados por la "madre" (como algunos la llaman) en persona que han pedido ser llevadas a dicho lago en sus horas de sueño, y han logrado sanarse tanto física como mentalmente en sus transmutadoras aguas.
Tiempo después, cuando el velo del maya se hizo más denso en la tierra, ella y otros seres se hicieron invisibles para los habitantes de la tierra, sin embargo siguió dando sus servicios desde esos altos niveles donde ahora habita.
Llegará el día en que ella y todos los seres que viven junto a ella, sean visibles de nuevo aquí en la tierra, pues su atención esta fija en la humanidad y ella está amorosamente dispuesta a ayudar a redimir el karma colectivo de la tierra.
Llegará el día, que con su belleza y su ternura visibles para el plano físico, derrame todas sus bendiciones en la tierra.
LA VIDA ES UNA ESCUELA.
Hoy hablaré a esos cuerpos cansados que han visto pasar muchos inviernos, que han visto caer las hojas de los árboles muchas veces, que han visto correr los niños por las rutas de la vida ansiosos de crecer, para luego verlos marchitarse ante los dolores de la vida.
Hoy quiero hablar a esos árboles grandes que han cobijado muchas veces nidos de pajarillos, que los han visto alimentar a sus polluelos, enseñarlos a volar, para finalmente ver como cada uno emprende el vuelo y dejarlos nuevamente vacíos.
Hablo para esos robles maduros de quien nadie se acuerda, sólo cuando es preciso refugiarse en sus hojas. Para esos seres que lo han dado todo a sus retoños, y luego éstos han corrido en busca de sus propias vidas. Para los que entienden de soledad, para los que saben lo que es el tiempo, para los que prefieren vivir recordando y no esperan ya mucho del futuro.
Hablo para ustedes, y a todos les digo lo mismo: Que volteen hacia arriba y observen ese Sol que los está alumbrando, y que si ustedes han sufrido de soledad, ese Sol que hoy los alumbra, ha visto pasar a miles de ustedes y muy pocos se acordaron de él, y si ese Sol es tan sólo un representante de Dios en la tierra, ¿cómo creen que Dios sentirá cuando ve pasar a miles de sus hijos sin acordarse de El?.
Dios envía a los hijos a la tierra a que cumplan con un trabajo sagrado y grandioso; pocas veces se acuerdan de El, pero cada uno de ustedes sufre sintiendo que sus propios hijos no los recuerdan a ustedes. El tiempo transcurre, la vida se acaba, y conforme pasa el correr del tiempo, el sufrimiento crece porque la soledad aumenta, sin embargo, hay alguien que se regocija de esto. Mientras ustedes en su sufrir voltean a ver a sus hijos suspirando por una sonrisa, o una caricia de esas manos que tantas veces tuvieron entre las suyas, el Padre los mira a ustedes con los mismos deseos con que ustedes miran a sus hijos. El Padre sabe que tarde o temprano ustedes regresarán a El y por eso su espera es confiada, alegre, sabiendo que cada vez están más cerca.
Y ese Padre que tantas veces les regaló amor, ustedes muchas otras lo ignoraron, y lo ignoraron porque no supieron entender que el amor que Dios les daba, se los daba en el amor de sus propios hijos, se los daba en cada dulzura que la vida les presentaba, se los daba en cada momento de risas y de gozo por el que ustedes pasaban, y Dios no les pidió una palabra de agradecimiento, gozaba en sus alegrías y lloraba en sus tristezas.
Pero ahora que el paso del tiempo ha puesto nuevamente muy cerca de sus Manos a todos ustedes, su entusiasmo por recibirlos crece a cada instante, y cada momento que pasa es para El un momento de felicidad; sabe que este sufrimiento de soledad es momentáneo, cada uno de ustedes ha cumplido ya su misión, cada uno ha dejado algo a su paso por la vida, y se acerca la hora de retornar a casa.
¿Cómo habrá de recibirlos si por tanto tiempo ustedes se han mantenido alejados de El? ¿Con qué cariño, con qué amor los estrechará en sus brazos si por tanto tiempo ustedes lo ignoraron?.
La vida es una escuela en donde cada uno aprende dependiendo de las lecciones que estudió. Dios dejó a cada uno de ustedes hacer su vida para que aprendieran, y cada uno de ustedes deberá hacer lo mismo con sus respectivos hijos.
Hay un momento para ser padres, otro momento para ser guía y otro momento para ser amigo de sus hijos. Ellos deben sentir la misma libertad con que ustedes vivieron sus respectivas vidas, y ahora tiempo es de preparar el camino de regreso a casa.
Volteen sus ojos hacia el Sol, volteen sus ojos hacia las estrellas y la luna; allá arriba en algún lugar del cielo hay alguien que los está esperando, y todo el amor que hayan sentido en la tierra, no podrá ser comparable con el infinito amor con que el Padre los recibirá.
No importa cuáles hayan sido sus acciones; no importa que ustedes se sientan culpables, doloridos o gozosos; si ustedes mismos serían capaces de perdonar a sus hijos sin importar todo lo que éstos les hayan hecho, que podrían pensar de su Padre Dios cuyo amor es infinito, y para quien ustedes son tan sólo pequeños niños aprendiendo a vivir. En su amor no existe el pecado, en su amor no existen los castigos.
Volteen su vista al Padre y preparen su regreso dejando en paz su corazón, y agradeciendo cada momento que la vida les dé, porque una nueva luz empieza a alumbrar sus corazones.
Con todo mi AMOR.
Hoy quiero hablar a esos árboles grandes que han cobijado muchas veces nidos de pajarillos, que los han visto alimentar a sus polluelos, enseñarlos a volar, para finalmente ver como cada uno emprende el vuelo y dejarlos nuevamente vacíos.
Hablo para esos robles maduros de quien nadie se acuerda, sólo cuando es preciso refugiarse en sus hojas. Para esos seres que lo han dado todo a sus retoños, y luego éstos han corrido en busca de sus propias vidas. Para los que entienden de soledad, para los que saben lo que es el tiempo, para los que prefieren vivir recordando y no esperan ya mucho del futuro.
Hablo para ustedes, y a todos les digo lo mismo: Que volteen hacia arriba y observen ese Sol que los está alumbrando, y que si ustedes han sufrido de soledad, ese Sol que hoy los alumbra, ha visto pasar a miles de ustedes y muy pocos se acordaron de él, y si ese Sol es tan sólo un representante de Dios en la tierra, ¿cómo creen que Dios sentirá cuando ve pasar a miles de sus hijos sin acordarse de El?.
Dios envía a los hijos a la tierra a que cumplan con un trabajo sagrado y grandioso; pocas veces se acuerdan de El, pero cada uno de ustedes sufre sintiendo que sus propios hijos no los recuerdan a ustedes. El tiempo transcurre, la vida se acaba, y conforme pasa el correr del tiempo, el sufrimiento crece porque la soledad aumenta, sin embargo, hay alguien que se regocija de esto. Mientras ustedes en su sufrir voltean a ver a sus hijos suspirando por una sonrisa, o una caricia de esas manos que tantas veces tuvieron entre las suyas, el Padre los mira a ustedes con los mismos deseos con que ustedes miran a sus hijos. El Padre sabe que tarde o temprano ustedes regresarán a El y por eso su espera es confiada, alegre, sabiendo que cada vez están más cerca.
Y ese Padre que tantas veces les regaló amor, ustedes muchas otras lo ignoraron, y lo ignoraron porque no supieron entender que el amor que Dios les daba, se los daba en el amor de sus propios hijos, se los daba en cada dulzura que la vida les presentaba, se los daba en cada momento de risas y de gozo por el que ustedes pasaban, y Dios no les pidió una palabra de agradecimiento, gozaba en sus alegrías y lloraba en sus tristezas.
Pero ahora que el paso del tiempo ha puesto nuevamente muy cerca de sus Manos a todos ustedes, su entusiasmo por recibirlos crece a cada instante, y cada momento que pasa es para El un momento de felicidad; sabe que este sufrimiento de soledad es momentáneo, cada uno de ustedes ha cumplido ya su misión, cada uno ha dejado algo a su paso por la vida, y se acerca la hora de retornar a casa.
¿Cómo habrá de recibirlos si por tanto tiempo ustedes se han mantenido alejados de El? ¿Con qué cariño, con qué amor los estrechará en sus brazos si por tanto tiempo ustedes lo ignoraron?.
La vida es una escuela en donde cada uno aprende dependiendo de las lecciones que estudió. Dios dejó a cada uno de ustedes hacer su vida para que aprendieran, y cada uno de ustedes deberá hacer lo mismo con sus respectivos hijos.
Hay un momento para ser padres, otro momento para ser guía y otro momento para ser amigo de sus hijos. Ellos deben sentir la misma libertad con que ustedes vivieron sus respectivas vidas, y ahora tiempo es de preparar el camino de regreso a casa.
Volteen sus ojos hacia el Sol, volteen sus ojos hacia las estrellas y la luna; allá arriba en algún lugar del cielo hay alguien que los está esperando, y todo el amor que hayan sentido en la tierra, no podrá ser comparable con el infinito amor con que el Padre los recibirá.
No importa cuáles hayan sido sus acciones; no importa que ustedes se sientan culpables, doloridos o gozosos; si ustedes mismos serían capaces de perdonar a sus hijos sin importar todo lo que éstos les hayan hecho, que podrían pensar de su Padre Dios cuyo amor es infinito, y para quien ustedes son tan sólo pequeños niños aprendiendo a vivir. En su amor no existe el pecado, en su amor no existen los castigos.
Volteen su vista al Padre y preparen su regreso dejando en paz su corazón, y agradeciendo cada momento que la vida les dé, porque una nueva luz empieza a alumbrar sus corazones.
Con todo mi AMOR.